viernes, 27 de mayo de 2011

"Dejar de seguir"

Hay pocas cosas que me gusten más en los medios internetísticos que borrar gente. Borrar gente de msn era un placer mágico, ahora borrar gente de facebook, twitter, o dejar de seguir blogs. 




Hay cosas determinantes a la hora de dejar de seguir un blog para mí: 

- Que sea de poesía: no me gustan las supuestas poesías como tampoco me gusta el supuesto arte. No todo es poesía, por más que tenga formato de poesía. Poner palabras que terminen igual al final de la oración no hace poesía a un texto. Tirar pintura sobre un bastidor a baldazos, tampoco hace a un cuadro. Eso no es ser creativo, es ser un vago.


- Que los posts sean excesivamente largos y que tengan pocos párrafos, es decir, que los párrafos sean una biblia. No es justo para el lector. A menos que esté escrito de una manera que sea llevadero.


- No creerle el personaje al que escribe. Cuando empiezo a sospechar que no le creo al que escribe, dejo de leerlo sin querer. Mi problema no es que te mientas a vos escribiendo sobre el personaje que te gustaría ser, mi problema es que me hagas perder el tiempo.


- Que me suene a depresiva/o crónica/o. Como cuando en el primario tenía esa compañerita que amenazaba a partir de julio con que los padres la cambiarían de colegio al siguiente año. Ya basta.

- Las minas que escriben en personaje de atorranta moderna estilo palermogólico, me exasperan. No les creo que son felices, ni que gozan como dicen, ni que están con tantos tipos como dicen. Y si es cierto, you need help.

- Que sea facho y que piense que es gracioso. Por lo mismo que odio al personaje de Capussotto que hizo que decir algo facho no fuera rechazado por su entorno, sino festejado y comparado con Micky Vainilla, lo que desemboca en veinte minutos de estupidos videos de youtube y risas diabólicas. Una vez más, nos reunimos todos para mirar una pantalla y no vernos ni comunicarnos.

viernes, 6 de mayo de 2011

En jaque.

Una vez leí que las personas que tienen mi luna hacen los cambios lentamente. Como si nos costasen los cambios. No me quise dar cuenta en su momento de que lo negaba porque había algo que se movía por dentro. Mis ganas de abandonar la comodidad enmascarada en sueños. La negación de la responsabilidad que implica saber que uno puede ser quien quiera ser, proyectarse desde uno, desde lo que somos y desde lo que queremos ser. Y, más que ser coherentes, a veces, simplemente, es mucho más fácil ser cómodo. Aún si sabés que no te estás desarrollando, o que no estás creciendo, o que ni siquiera estas contento como podrías estar. Dedicándonos a escuchar todas esas voces a las que sabemos que no les creemos. Esas voces de miedo, de frustración, de pánico desmerecedor. Y cada vez que soñás con modificar ese aspecto de tu vida con el que no estás conforme, que sabés que querés que sea distinto, el miedo lleva a pensar en lo difícil que puede llegar a ser, en todas las variantes con finales infelices reales o irreales. El miedo pincha sueños y aniquila el movimiento. 

Pero hay un día en el que una pequeña estupidez hace que se caiga la cortina y eso te hace ver que ya no hay artista o creatividad en vos. Y se te acelera el corazón y lo sentís en la tensión en tu cuello. 

Prefiero que se haya caído la cortina muchas veces, prefiero la inestabilidad de sentir que me corre sangre por las venas y que tengo una responsabilidad conmigo y global, y soñar con la coherencia. Prefiero las lágrimas que llevan a los pasos.

lunes, 2 de mayo de 2011

Live or leave



En lo que a relaciones de cualquier tipo respecta, hay varias cosas con las que puedo convivir, pero otras con las que, seguro, no. Si de amigos se trata, puedo convivir con el no verlos tan seguido sin desesperarme y pensar que ya no somos amigos o "no tan amigos como antes". Entiendo que todo es rápido para todos y que tiempo es casi una utopía. Considero que cualquier vinculo se sostiene por el tipo de conexión y no por la frecuencia. Puedo tolerar cierto nivel de neurosis, comprendiendo de dónde viene y de quién viene, siempre y cuando no haya mala leche y exista un buen diálogo. Puedo entender que estés disparando tu estrés en múltiples direcciones, pero que no se vuelva crónico. Puedo entender emociones oscuras, puedo comprender que escuchar un problema de otro te de, en el fondo alegría o tranquilidad. Puedo entender la envidia, los celos, la tensión; puedo alejarme o estar en la mía hasta que pase la tormenta sin guardar rencor. Puedo tolerar discursos incoherentes dichos con vehemencia. Puedo verte gritar cosas que sé que no te pasan u obnubilare con problemas inexistentes, tan cíclicos como cayos neuróticos, pero siempre y cuando deje de ser una queja pasiva y hagas algo por dejar de quejarte cada x tiempo de x problema imaginario.Ok, todo eso sí.

Ahora, me deserotiza completamente una persona, cuando al pasar al plantel fijo de personas allegadas, cualquier motivo es una buena ocasión para el maltrato. "Porque puedo ser como soy", sí claro. No me banco los pequeños maltratos, me predisponen mal. No me banco la negligencia emocional, destruye lazos, enfría corazones y desesperanza cualquier ilusión. No me gustan las personas desconsideradas, mucho menos ver dejos de desconsideración en las personas que quiero y a quienes me entrego. No me gusta ver dobles caras: ver como para otros hay festejos, sonrisas, buenos tratos y amabilidad que al darte vuelta desaparecen y se apagan. No me gusta el relajo tomado como naturalidad, y mucho menos como confianza. No me gusta el trato resultante de cuando se da por sentado a alguien. Amar no es esclavizarse. Si llegamos a querernos tanto, fue por los cuidados, las caricias, las sonrisas al mirarnos y la complicidad, no por la impaciencia o la falta de amor. Yo soy yo, no me trates como a tu hermana, tu prima o tu amiga porque total ya te conozco. Te conozco no es igual a me someto. Si cada día me querés más, entonces tratame cada día mejor. Para mí, el trato en función de la supuesta confianza no es más que una muestra de desamor enfundada o de egoísta vagancia. Confianza no es descuido. Si uno obtiene lo que quiere después de días y semanas de negociación, pierde el gusto, ya no es real, no es auténtico. No entiendo los que esperan ultimatums para darse cuenta de que no se puede jugar más, poniendo todo lo vivido en peligro por esa puta manía para dar todo de sí una vez que el avión esta en la pista de despegue. Citoa mi abuela: "el amor, en todos los planos, es como una planta. Se riega todos los días para mantenerla fresca y renovada o se la riega a veces y se le ve amagar su muerte hasta que finalmente muere", y para ese entonces, ya es irrecuperable.