Podría decirse que despido un año de mi vida espectacular. Bienvenido 2010 para mi. Si, me encanta el 31 de diciembre, pero el año nuevo en sí, para mí, empieza en mi cumpleaños. Despido un año extraño, de mucho viaje hacia adentro y de una espectacular expansión y contacto.
Me gustaron los 25 años. Cuartito, Cuartito de siglo, cuarto de vida, cuarto creciente, siempre creciente. Hace un año caí en la cuenta de que yo era
también lo que me metiera en el cuerpo y lo que hiciera con él. El diez de julio del año pasado dejé de fumar, y un mes más tarde, dejé de comer carne y empecé un viaje adentro mío del que nunca vuelvo, pero sin embargo vivo acá. Así lo vivo, me siento una espectadora de mi propia vida.
Aprendí a escuchar cada una de las partes de mi cuerpo y a ponerme en contacto con él, a entender porqué lo cuido. Comprendí de qué manera lo hago, porqué soy quien soy. Que me ofrecí en cada una de las etapas. Entonces, desapareció mucha oscuridad. Empecé a flotar y a sentir. Entiendo que, a medida que emprenda el camino de la coherencia (entre mi discurso y práctica), la armonía tiene que ser lo que me describa. Armonía conmigo, con el otro, con ése otro, con la naturaleza, entender que soy parte del todo. Armonía en el silencio, armonía de la soledad, del contacto.
Pero a veces, a veces, resulta complicado. Einstein dijo algo que me quedó grabado: "Existe una gran contradicción entre mi deseo de justicia social, el logro del compromiso social y mi absoluta falta de ganas de estar acompañado ni por otros hombres ni por comunidades. Me considero un solitario total".
A mi me pasa eso tal cual. Me apasiona el contacto, pero al mismo tiempo me desanima. No tengo más ganas de charlas de ascensor. No quiero más gente diciendo que es feliz, fumando compulsivamente, comiéndose las uñas y tomando rivotril. Hay otra forma, hay que buscarla. No somos tan inentendibles como creemos, lo único que tenemos que darnos cuenta es que cuando no estamos siendo sinceros con el otro, tampoco lo estamos siendo con nosotros, sino, no estaríamos disfrazando lo que decimos. Tengo ganas de vivir así, como soy, sin tanto ruido, ni teniendo que procesar el ruido por otro, que no se anima a escucharlo.
En algún momento quiero vivir en el sur. Y tener una huerta, muchos bastidores, pinceles y pinturas. Quiero un amor que fluya y con el que no nos mezquinemos cariño ni cuidado. Flores, pasto, montañas, lago, libros, café, manta, cerros, naturaleza, contacto...
Felíz cumpleaños Coni, que los cumplas muy felíz*.
* para mi felíz suena más felíz, si va con tilde.