sábado, 11 de junio de 2011

Groundhog Day (1993): El día de la marmota.


El eterno retorno plantea una repetición del mundo en donde éste se extingue para volver a crearse. El mundo vuelve a su origen para que los mismos actos se repitan una y otra vez, en el mismo orden, tal cual ocurrieron, por toda la eternidad. Así, a través de la teoría del eterno retorno, Nietzsche nos enseña (primero en La Gaya Ciencia y luego en Así habló Zaratustra) sólo una cosa: el hombre logrará transformarse en el Übermensch cuando logre vivir sin miedo.

Así llegamos a El día de la Marmota, donde Phill Connors (Bill Murray), un meteorólogo resentido, egocéntrico, antipático y desconsiderado que trabaja en TV es enviado a Punxsutawney, Pennsylvania, a cubrir por cuarto año consecutivo la festividad "Groundhog Day".

Después de realizar las grabaciones para el canal, al empreder la vuelta, la policía les comunica que no podrán irse hasta que la tormenta de nieve no haya pasado. Enojado Phill se va a dormir sin saber que a la mañana siguiente se dará cuenta que las cosas comenzarán a sucederle de la misma exacta manera que aquel primer 2 de febrero.

Luego de varios días de haber intentado hacer miles de cosas que no hubiera intentado de no ser porque todo se borraría a la mañana siguiente, comienza a tratar de destruirse. Incluso de suicida de mil maneras hasta que ni siquiera suicidarse le divierte.

Llega un momento en el que cansado de maltratar a las personas y a sí mismo, decide empezar a ayudar a la gente y a ponerse en contacto con las personas. Estudia piano, escultura, le da de comer a los mendigos, ayuda a la gente del pueblo y, sobretodo, entiende que la forma en la que se relacionaba con Rita (Andy Mcdowell), la productora con quien fue enviado y de quien esta enamorado, no era la adecuada. A través de todas aquellas cosas que empieza a hacer por el, cultivarse y cultivar a otros, empieza a transformarse en el la concepción del amor. Comienza a vivir en el amor y a ser reconocido por ello.

Podría decirse que su eterno retorno al 2 de febrero podría ser una analogía con la rutina diaria de la vida real, que puede hundirnos hasta hacernos personas grises que actúan sin sentir nada por la vida, por si mismo o por el otro, o puede hacernos aflorar el sentido de comunidad, amor y contacto.




viernes, 27 de mayo de 2011

"Dejar de seguir"

Hay pocas cosas que me gusten más en los medios internetísticos que borrar gente. Borrar gente de msn era un placer mágico, ahora borrar gente de facebook, twitter, o dejar de seguir blogs. 




Hay cosas determinantes a la hora de dejar de seguir un blog para mí: 

- Que sea de poesía: no me gustan las supuestas poesías como tampoco me gusta el supuesto arte. No todo es poesía, por más que tenga formato de poesía. Poner palabras que terminen igual al final de la oración no hace poesía a un texto. Tirar pintura sobre un bastidor a baldazos, tampoco hace a un cuadro. Eso no es ser creativo, es ser un vago.


- Que los posts sean excesivamente largos y que tengan pocos párrafos, es decir, que los párrafos sean una biblia. No es justo para el lector. A menos que esté escrito de una manera que sea llevadero.


- No creerle el personaje al que escribe. Cuando empiezo a sospechar que no le creo al que escribe, dejo de leerlo sin querer. Mi problema no es que te mientas a vos escribiendo sobre el personaje que te gustaría ser, mi problema es que me hagas perder el tiempo.


- Que me suene a depresiva/o crónica/o. Como cuando en el primario tenía esa compañerita que amenazaba a partir de julio con que los padres la cambiarían de colegio al siguiente año. Ya basta.

- Las minas que escriben en personaje de atorranta moderna estilo palermogólico, me exasperan. No les creo que son felices, ni que gozan como dicen, ni que están con tantos tipos como dicen. Y si es cierto, you need help.

- Que sea facho y que piense que es gracioso. Por lo mismo que odio al personaje de Capussotto que hizo que decir algo facho no fuera rechazado por su entorno, sino festejado y comparado con Micky Vainilla, lo que desemboca en veinte minutos de estupidos videos de youtube y risas diabólicas. Una vez más, nos reunimos todos para mirar una pantalla y no vernos ni comunicarnos.

viernes, 6 de mayo de 2011

En jaque.

Una vez leí que las personas que tienen mi luna hacen los cambios lentamente. Como si nos costasen los cambios. No me quise dar cuenta en su momento de que lo negaba porque había algo que se movía por dentro. Mis ganas de abandonar la comodidad enmascarada en sueños. La negación de la responsabilidad que implica saber que uno puede ser quien quiera ser, proyectarse desde uno, desde lo que somos y desde lo que queremos ser. Y, más que ser coherentes, a veces, simplemente, es mucho más fácil ser cómodo. Aún si sabés que no te estás desarrollando, o que no estás creciendo, o que ni siquiera estas contento como podrías estar. Dedicándonos a escuchar todas esas voces a las que sabemos que no les creemos. Esas voces de miedo, de frustración, de pánico desmerecedor. Y cada vez que soñás con modificar ese aspecto de tu vida con el que no estás conforme, que sabés que querés que sea distinto, el miedo lleva a pensar en lo difícil que puede llegar a ser, en todas las variantes con finales infelices reales o irreales. El miedo pincha sueños y aniquila el movimiento. 

Pero hay un día en el que una pequeña estupidez hace que se caiga la cortina y eso te hace ver que ya no hay artista o creatividad en vos. Y se te acelera el corazón y lo sentís en la tensión en tu cuello. 

Prefiero que se haya caído la cortina muchas veces, prefiero la inestabilidad de sentir que me corre sangre por las venas y que tengo una responsabilidad conmigo y global, y soñar con la coherencia. Prefiero las lágrimas que llevan a los pasos.

lunes, 2 de mayo de 2011

Live or leave



En lo que a relaciones de cualquier tipo respecta, hay varias cosas con las que puedo convivir, pero otras con las que, seguro, no. Si de amigos se trata, puedo convivir con el no verlos tan seguido sin desesperarme y pensar que ya no somos amigos o "no tan amigos como antes". Entiendo que todo es rápido para todos y que tiempo es casi una utopía. Considero que cualquier vinculo se sostiene por el tipo de conexión y no por la frecuencia. Puedo tolerar cierto nivel de neurosis, comprendiendo de dónde viene y de quién viene, siempre y cuando no haya mala leche y exista un buen diálogo. Puedo entender que estés disparando tu estrés en múltiples direcciones, pero que no se vuelva crónico. Puedo entender emociones oscuras, puedo comprender que escuchar un problema de otro te de, en el fondo alegría o tranquilidad. Puedo entender la envidia, los celos, la tensión; puedo alejarme o estar en la mía hasta que pase la tormenta sin guardar rencor. Puedo tolerar discursos incoherentes dichos con vehemencia. Puedo verte gritar cosas que sé que no te pasan u obnubilare con problemas inexistentes, tan cíclicos como cayos neuróticos, pero siempre y cuando deje de ser una queja pasiva y hagas algo por dejar de quejarte cada x tiempo de x problema imaginario.Ok, todo eso sí.

Ahora, me deserotiza completamente una persona, cuando al pasar al plantel fijo de personas allegadas, cualquier motivo es una buena ocasión para el maltrato. "Porque puedo ser como soy", sí claro. No me banco los pequeños maltratos, me predisponen mal. No me banco la negligencia emocional, destruye lazos, enfría corazones y desesperanza cualquier ilusión. No me gustan las personas desconsideradas, mucho menos ver dejos de desconsideración en las personas que quiero y a quienes me entrego. No me gusta ver dobles caras: ver como para otros hay festejos, sonrisas, buenos tratos y amabilidad que al darte vuelta desaparecen y se apagan. No me gusta el relajo tomado como naturalidad, y mucho menos como confianza. No me gusta el trato resultante de cuando se da por sentado a alguien. Amar no es esclavizarse. Si llegamos a querernos tanto, fue por los cuidados, las caricias, las sonrisas al mirarnos y la complicidad, no por la impaciencia o la falta de amor. Yo soy yo, no me trates como a tu hermana, tu prima o tu amiga porque total ya te conozco. Te conozco no es igual a me someto. Si cada día me querés más, entonces tratame cada día mejor. Para mí, el trato en función de la supuesta confianza no es más que una muestra de desamor enfundada o de egoísta vagancia. Confianza no es descuido. Si uno obtiene lo que quiere después de días y semanas de negociación, pierde el gusto, ya no es real, no es auténtico. No entiendo los que esperan ultimatums para darse cuenta de que no se puede jugar más, poniendo todo lo vivido en peligro por esa puta manía para dar todo de sí una vez que el avión esta en la pista de despegue. Citoa mi abuela: "el amor, en todos los planos, es como una planta. Se riega todos los días para mantenerla fresca y renovada o se la riega a veces y se le ve amagar su muerte hasta que finalmente muere", y para ese entonces, ya es irrecuperable.

martes, 19 de abril de 2011

que no atienda, que no atienda, que no atienda...

Hay veces que llamar por teléfono a alguien me hace rogar, mientras suena el tono, que no atienda. Capaz tengo que arreglar algo, un encuentro, pero me da fiaca el momento teléfono. Hay veces que me es mejor mandar un mensaje de texto o, incluso, un mail. Y no tiene nada que ver con mi apreciación por la persona, sencillamente no me gusta hablar por teléfono.

Hace poco decidí dar de baja un aparato con música y cámara y pin pun pam porque se le rompió la pantalla, se le rompían los auriculares cada tres o cuatro meses y le entró un virus que hacía que no se pudieran bajar las fotos a una computadora. Es decir, insólitamente, que hay que formatearlo. Así que me compré un Nokia 1100 por MercadoLibre después de navegar por carísimos blackberrys y esas cosas de la NASA que me atraen pero me parecen frenéticas. Tiene todo lo que en realidad "necesito" ( if I need....): algo que haga y reciba llamadas y mensajes de texto.

Me da un poco de miedo lo que proponen los smartphones, por ejemplo. Me embola la imagen de las personas que lo tienen. Son como zombies que en cualquier contexto sólo miran una pantalla, y entre tanto -tal vez, si nadie postea algo 'greacioso'- se sumergen en el mundo de las personas que se hablan cara a cara. Es decir, se encuentran con personas para que haya gente mientras que hablan por msn con otros una salida. ¿qué?

La otra vez volvía tarde en un 42  a mi casa y vi una chica escuchando música, chateando por msn y hablando por skype, todo desde su teléfono. Que cope, pensé. ¿Qué cope?, me repregunté.Y me puse a pensar que, en realidad, uno pierde mucho con tantos medios de comunicación tan al alcance de la mano. Se pierde la comunicación, el contacto. Se deja de mirar por la ventana, o de mirar lo que pasa adentro del bondi, las caras, las personas, las pequeñas conversaciones en vivo y en directo, las situaciones de la calle, tampoco leemos tanto en los bondis porque, obvio, no podes leer con semejante atracción en la cartera.

Me parecen grandes teléfonos, muy útiles pero por ahora prefiero resistir un poco más el proceso de re-alienación nacional.

sábado, 16 de abril de 2011

The hell with the technofuns!

Me doy cuenta de cómo la tecnología me saca momentos, espacios de intimidad. Contacto. Ahora, cada idea digna de escribirse se convierte en un Twitt. Y los cd's ya no son viables y a quien se atreva a querer retenerlos, será llamado a adaptarte a los nuevos hábitos modernos por la policía del mp3, mp4, por los representantes del blue-ray y ni hablar de los inminentes polizontes del 3D. Ya basta.

Lo siento, no me siento retrograda por querer abrir una cajita, sacar un disco y mirar el librito mientras escucho el cd. Como los anotadores, me gusta la hoja de papel y el lápiz para dibujar el contorno.Me gusta imaginar porque los músicos eligieron el orden de los temas que eligieron, el arte de tapa, el del disco... Me doy cuenta de como cuando escucho música en la computadora, por lo general, no pongo un cd entero, hago una gran selección de temas cada vez. Y como sé que eso es lo que me pasa, no me es lo mismo una instancia que la otra. No me da leer un libro del libro que de un pdf, prefiero poder tocarlo. Prefiero el contacto. Ver, tocar, escuchar, sentir.


miércoles, 30 de marzo de 2011

Respirar hondo



Con un promedio de tres carreras empezadas y sólo una terminada, volví a Ciudad Universitaria por la cuarta. Tengo que cursar dos materias (proyectual y dibujo) para terminar el CBC de Diseño de Imagen y Sonido.

Pasó el tiempo y la edad promedio de mis compañeros sigue siendo 18. Estaban en cuarto grado del primario cuando yo empezaba el CBC de medicina recién salidita del colegio. Hoy están sentados al lado mío con caritas expectantes y un acné en su prime time. Verlos me hace acordar a la persona que fui cuando me sentaba por primera vez en la facultad, haciéndome la que iba "a la universidad" sin entender el lugar que estaba ocupando y sin haberme preguntado realmente qué camino quería seguir.

Sin saber, el sólo hecho de ir me hizo dar cuenta de lo mucho que había cambiado durante todos estos años. Dedicado a todos esos días en los que me siento que no hice nada. Dedicado a la ansiedad de hacer. Dedicado a la tranquilidad de que, tal vez más lento, estoy haciendo las cosas bien. Me estoy desarrollando y creciendo para ser de a poco, pero seguro, esa persona pensé ser. Para cuando me desespere y piense que estoy lejos, voy a mirar para atrás para acordarme que estoy mucho más viva, en contacto y mucho más cerca.

viernes, 25 de febrero de 2011

Sex Pistols



Estaba con una amiga en la 9 de Julio fumando y de repente, veo un policía que me hace señas sonriendo, y yo le digo, como muy bajito: ¿Qué? Y me responde igual, pero diciéndome: se huele desde acá, sigue riéndose. Y yo lo pongo cara de "ups" también riendo, agita la cabeza riéndose y se va. Sorprendidas. 

Seguimos ahí charlando, y sale del estacionamiento una camioneta con dos policías (uno era el de antes, morocho, viejo, pelo casi blanco, pero canchero, de rasgos bien delineados), desde la ventanilla al pasar uno nos dice desde la ventana: "Chau, chicas... cuídense", sonriendo! Perplejas.

Después nos vamos y cuando estábamos cruzando Cerrito, pasa otra combi azul repleta de policías que nos piropean desde la ventanilla. Esto ya es cualquiera.

 Para mí que deben volver de un entrenamiento de no sé cuanto tiempo, y deben estar todos como monos. Cualquiera! Si los policías ahora flashean así, la guardia urbana... va a dejar de ser un grupo de niños Boy Scout, para convertirse en un ejército de pibes de boliche!

lunes, 14 de febrero de 2011

San Valentín: una fiesta bipolar.



Siempre me llamó la atención la bipolaridad de San Valentín.

Por un lado, los golpeados por San Valentin. No hay otra fecha como ésta. No hay otro día del año que pueda hacer sentir más sola a una persona. No importa si "estás bien sola", si "no creés en San Valentín", si es tan sólo "una fecha comercial" o qué. Lo que importa es que, el que no tiene la posibilidad de festejarlo, en algún momento del día, se siente solo. Porque ahora, no sólo se crean fechas para que uno compre indiscriminadamente, también hay fechas para terminar comiendo chocolate envuelta en una frazada al compás de tienes un e-mail o de notting hill. No importa si hace calor porque es febrero, hoy te envolvés en la frazada y te vas a dormir deprimida. A menos que tengas la excusa de llorar abiertamente porque cortaste con tu novio hace poco, no le decís a nadie, alegás estudio y te vas a tu casa a hacer la meticulosa práctica del masoquismo. No antes de haber abierto la caja de fotos y pavadas de todos tus ex, te vas a dormir imaginando historias de amor irreales después de haber mandado señales de urgencia a través de canciones de brian adams o de bon jovi en los estados de facebook, twitter o msn, pero nadie te dió bola, porque además de estar sola, hoy parecés desesperada. Ya basta, he is just not that into you, y vos tampoco.


Por otro lado, los enamoradizos (eternos teen). Son esas parejas que están tan los que están super oh my god enamorados que empiezan (ella) a planificar San Valentín inmediatamente después de llegar a su casa, en la madrugada del 1º de enero, después del último festejo del año. Es una especie de Quinn, la hermana de Daria, pero de la vida real. Una real presa del mercado. Hablo de esos enamorados que esperan toda su vida la oportunidad de colgarle un pasacalles a "princesa" para decirle que la aman profundamente y que "sin tí" no podría vivir. Dentro de éste grupo entran los que despiertan al otro un desayuno de mil variedades, flores, bombones y todos los clichés de cupido habidos y por haber. Destilan.

Y, de los que festejan, se desglosan finalmente las parejas más atractivas de observar en los restaurantes o cines o heladerías en días como hoy (y siempre). Esas parejas que, de sólo verlas, bostezás del aburrimiento, tienen olor a naftalina. Ella está vestida de rosita y el de beige, mocacines y cuenta ganados. Dentista y ingeniero. Un bajón. No tienen de qué hablar. Pero están tan lejos de saberlo, que ni lo intentan, prefieren "no darse cuenta". Ella es una tarada crónica y el "el clásico vivo" que la caga hasta con sus compañeras de oficina, amigas de toda la vida, compañeras de gimnasio, lo que dé. Entonces después, cuando llega SV, tiene que ponerse de manera proporcional a todas las cagadas que tiene que tapar y que ella "olvida" por no dormir sola. Hablan de ésta, de la otra, de cómo tu mamá me hizo tal cosa o tu padre te dijo tal otra y se horrorizan por los cuernos que le puso fulano a la pobre de mengana y gastan fortunas (él) en una noche para encubrir el resto de las noches del año. Como si pagar una zarpada cena en Kansas lo habilitara para cagarla el resto del año. Me encantan esos casos. Esas parejas que están hace siglos y desde la infancia, pero hablan menos que en la primera cita y planean casarse "porque van ocho años". WHAT?


San Valentin, un excelente detector de genialidades.

jueves, 3 de febrero de 2011

Amor, amar y ser amado.

"De todos nuestros juegos, es el único que amenaza con trastornar el alma,
y el único donde el jugador se abandona por fuerza al delirio del cuerpo.
No es indispensable que el bebedor abdique de su razón, 
pero el amante que conserva la suya, 
no obedece del todo a su dios". 
[Memorias de Adriano, Marguerite Yourcenar]




Pensamiento es igual a boicot, pero en el amor a miedo, obstáculos y desencuentros. Los impulsos deshonestos, los manotazos de ahogado, las peticiones desesperadas y el descuido inconsciente, corroen los lazos. ¿Cómo podemos ser uno si la vulnerabilidad del otro no nos provoca cuidarlo? 

A veces me da pánico pensar que a medida que me sumerjo en el otro, mi corazón deja de poder (o querer) hacerlo todo sola y que me gusta más hacerlo con él. A veces me urge huir y escapar de esa supuesta dependencia que no es otra cosa, según los otros que compartir. Mientras que el amor cálido disuelve mis barreras y ya no tengo más opción que la mera entrega, mi alter egos independiente y acostumbrado a la soledad, se invadido, me marca las faltas, los descuidos y las diferencias como terribles hitos y me congela, y me distancia, y me cierro. ¿Cómo podemos unirnos si nuestra vulnerabilidad, la apertura de nuestro más profundo ser es rechazada? ¿O tal vez abrirme me hace buscar excusas para cerrarme y volver a mi segura independencia?

viernes, 21 de enero de 2011

Nada


viernes, 14 de enero de 2011

Claaaaro: No le gusto!



Recién termino de ver He is just not that into you. No lo niego, me causó más gracia de la que me hubiera gustado y me hizo más que nada, un nudo en la garganta. Todos terminan aparentemente felices. Pero, lo que es evidente, es que se mienten descaradamente.

Hay un momento, cuando uno sólo da con historias histerias, que pierde importancia quien esté enfrente, sino el espacio que puede llegar a llenar. Cada vez importa menos qué búsqueda tiene uno, solo quiere otro. La posibilidad de compartir, así sea unilateralmente.

La película me remitió directamente al Capítulo “El psycho”.

Nos habíamos conocido de chicos, yo le había gustado, nos habíamos dado unos tiernos y adolescentes besos, y yo huí, porque era un psicótico. No sé si lo que más me hizo huir fue que estuviera completamente loco, como el poder divisar malas intenciones en su locura. No tenía límites, era un mugroso bravucón de secundario. De esas impunemente atractivas.

Nos encontramos de grandes y me contó un cuento que yo quería escuchar de una manera tan espectacular y tan supuestamente sentida, que compré. La hizo tan bien que incluso hoy le tengo simpatía, me acuerdo de sus artimañas y me río.

Nos dimos nuestro primer beso y, durante una semana, el psycho vino casi todas las noches a visitarme un ratito a la puerta de mi casa, un genio. El tipo estaba jugando al TEG. Yo estaba en una etapa de mi vida en la que no me interesaba compartir con alguien realmente, estar con alguien hubiera sido una carga. Entonces, cualquier tipo que me llamaba la atención, yo lo condimentaba, guardaba sus defectos en la carpeta de archivos temporales y soñaba. Me veía corriendo por la playa, con el perro y los niños.

La cosa es que después de la primer noche que compartimos juntos, game over. El ya había podido tachar mi nombre de la lista y yo no quise entender que toda la parla no era más que un cuento. Y me obsesioné. Me obsesioné porque en verdad era una historia vacía. No compartíamos absolutamente nada.

Y tal cual la película, un día fui a lo de mi amigo Carli a quemarle la cabeza con las pequeñas “señales” que me daba el otro (ninguna señal, solo aparecía cuando yo no aparecía). Esa tarde hicimos un croquis, entre risas y lástima, de la situación: porqué no me llamaba o de porqué ya no me llamaba. Y en un momento, nos miramos y descubrí que había flasheado año y medio de noviazgo.  Hay veces que cuando uno no está en su eje pasa eso, querer llenar con vacío. ¿Qué puede obsesionarme de un tipo que no admiro y al que básicamente llamo “tipo”? No estuvo mal que yo no le gustase más, estuvo mal que me contara el cuento. Que el ritual de apareamiento estuviera rodeado de un verso nerudístico. La conexión es mutua, si no hay de un lado, no hay del otro. Si hay de un solo lado, hay alguien que se está mintiendo. Yo hubiera estado con él igual, me divertía el patotero, por un rato.

Hay veces que con la base de haber conocido a alguien, que te atrae un poco y que al menos no es aburrido, la mente construye castillos de arena y de ensueños proporcionales a la falta de autoconocimiento, de la falta de respeto por la propia búsqueda.  Hay veces que una persona te gusta mucho más por lo que te hubiera gustado que fuera que por lo que es. Y, lo increíble, es que cuando te das cuenta de que el otro no te contó el cuento, sino que fuiste vos, automáticamente dejás de mirar el celular, de entrar a su facebook y de esperar que te llame. Si no te llama, es porque no quiere volver a verte. Y si no quiere volver a verte, es porque no la pasaron ninguno de los dos tan bien como vos te contaste.