No hay ninguna acción que tenga orígen en sí misma y resultado en sí misma. Todo proviene de alguna otra cosa. No podemos encontrar acción en forma pura, aislada, siempre es el resultado de otras acciones, condiciones. La acción no es mas importante que los factores que contribuyen a causarla.
El conflicto, en cambio, es el resultado de un largo evolucionario proceso, que puede haber comenzado con un suceso cotidiano.
Cada ser humano tiene una ambición, cuya naturaleza depende del carácter del individuo, de que posea la perfecta combinación de circunstancias en sí mismo y en el mundo que lo rodea, que le permitirán alcanzar su meta. El carácter es la razón por la que lo logrará o no.
El conflicto proviene del carácter. La intensidad estará determinada por la fuerza de voluntad del individuo tridimensional, el protagonista. El conflicto fuerte consiste en dos fuerzas en oposición, que son producto de muchas circunstancias complicadas, en una secuencia cronológica, que crean una tensión determinada.
(Cómo escribir un drama, Lajos Egri)
Nunca nos desconectamos porque sí, el conflicto está implícito. No fue hablado, pero se lo conoce. Está presente en los dos. Por eso ni intentamos. Porque nos conocimos tanto, que ni siquiera hace falta que lo hablemos. Sencillamente hicimos un acuerdo tácito de dar un paso al costado de la vida del otro, o sea, son dos. Un paso a la nada misma. Un paso al adiós pacífico, pero ingenuo. Las personas que dejamos ir desde la intensidad, nunca terminan de irse.
Hoy termina mayo, y con mayo, las situaciones insostenibles.
Hoy termina mayo, y con mayo, las situaciones insostenibles.