lunes, 14 de febrero de 2011

San Valentín: una fiesta bipolar.



Siempre me llamó la atención la bipolaridad de San Valentín.

Por un lado, los golpeados por San Valentin. No hay otra fecha como ésta. No hay otro día del año que pueda hacer sentir más sola a una persona. No importa si "estás bien sola", si "no creés en San Valentín", si es tan sólo "una fecha comercial" o qué. Lo que importa es que, el que no tiene la posibilidad de festejarlo, en algún momento del día, se siente solo. Porque ahora, no sólo se crean fechas para que uno compre indiscriminadamente, también hay fechas para terminar comiendo chocolate envuelta en una frazada al compás de tienes un e-mail o de notting hill. No importa si hace calor porque es febrero, hoy te envolvés en la frazada y te vas a dormir deprimida. A menos que tengas la excusa de llorar abiertamente porque cortaste con tu novio hace poco, no le decís a nadie, alegás estudio y te vas a tu casa a hacer la meticulosa práctica del masoquismo. No antes de haber abierto la caja de fotos y pavadas de todos tus ex, te vas a dormir imaginando historias de amor irreales después de haber mandado señales de urgencia a través de canciones de brian adams o de bon jovi en los estados de facebook, twitter o msn, pero nadie te dió bola, porque además de estar sola, hoy parecés desesperada. Ya basta, he is just not that into you, y vos tampoco.


Por otro lado, los enamoradizos (eternos teen). Son esas parejas que están tan los que están super oh my god enamorados que empiezan (ella) a planificar San Valentín inmediatamente después de llegar a su casa, en la madrugada del 1º de enero, después del último festejo del año. Es una especie de Quinn, la hermana de Daria, pero de la vida real. Una real presa del mercado. Hablo de esos enamorados que esperan toda su vida la oportunidad de colgarle un pasacalles a "princesa" para decirle que la aman profundamente y que "sin tí" no podría vivir. Dentro de éste grupo entran los que despiertan al otro un desayuno de mil variedades, flores, bombones y todos los clichés de cupido habidos y por haber. Destilan.

Y, de los que festejan, se desglosan finalmente las parejas más atractivas de observar en los restaurantes o cines o heladerías en días como hoy (y siempre). Esas parejas que, de sólo verlas, bostezás del aburrimiento, tienen olor a naftalina. Ella está vestida de rosita y el de beige, mocacines y cuenta ganados. Dentista y ingeniero. Un bajón. No tienen de qué hablar. Pero están tan lejos de saberlo, que ni lo intentan, prefieren "no darse cuenta". Ella es una tarada crónica y el "el clásico vivo" que la caga hasta con sus compañeras de oficina, amigas de toda la vida, compañeras de gimnasio, lo que dé. Entonces después, cuando llega SV, tiene que ponerse de manera proporcional a todas las cagadas que tiene que tapar y que ella "olvida" por no dormir sola. Hablan de ésta, de la otra, de cómo tu mamá me hizo tal cosa o tu padre te dijo tal otra y se horrorizan por los cuernos que le puso fulano a la pobre de mengana y gastan fortunas (él) en una noche para encubrir el resto de las noches del año. Como si pagar una zarpada cena en Kansas lo habilitara para cagarla el resto del año. Me encantan esos casos. Esas parejas que están hace siglos y desde la infancia, pero hablan menos que en la primera cita y planean casarse "porque van ocho años". WHAT?


San Valentin, un excelente detector de genialidades.

4 comentarios:

Hugo dijo...

Supongo que si algunos la pasan bien regalando pavadas o aprovechando para mostrarse más románticos, está bien.

Yo paso.

Y espero pasar por siempre.

Lola dijo...

yo creo q todos los q bardean san valentin es porq estan solos y en el minuto q consigan a alguien van a salir corriendo a festejarlo

Horacio dijo...

no sé eh

el 24 de diciembre te podés llegar a sentir más solo...

Geminis dijo...

Excelente!!!
Cómo me identifico en el primer grupo!!! jaja.